sábado, noviembre 11, 2006

Guerra y Paz

La gente no lo recuerda, pero hace apenas diez años, antes de Gorbachov y la Perestroika, el mundo seguía viviendo bajo una guerra fría entre los EEUU y la URSS. Ya entonces comenzaba el deshielo, pero apenas cinco años antes se temía que un fallo informático en un silo de misiles pudiera desencadenar una guerra nuclear. Era un miedo real y palpable, aunque ahora parezca inconcebible. Tan inconcebible como que dos aviones secuestrados derribaran las Torres Gemelas de Nueva York.

Aunque no llegue ni de lejos al nivel del trauma de los niños norteamericanos que crecieron con la crisis de los misiles de Cuba y los ejercicios de supervivencia en la escuela, recuerdo aquel ambiente. Huellas de esas dos épocas son la canción Leningrad de Billy Joel y The Russians de Sting.

Por otro lado los últimos años de la guerra fria, incluso antes del deshielo y la reunión entre Reagan y Gorbachov en Helsinki, no tuve miedo de la guerra atómica. Me lo quitó un amigo con una simple frase.

-Nunca va a haber una guerra nuclear. No es rentable. Todo el mundo perdería. Nadie saldría ganando.

Y aunque eso no protegía de un fallo en un ordenador o un militar con ganas de gloria, me tranquilizó. Era el argumento definitivo. Las guerras se hacen para que alguien gane algo y que otros paguen el precio. Si, hay movimientos populares que sólo responden al fervor ideológico o religioso, pero sin un poder superior que los respalde no suelen pasar de los disturbios y las masacres ocasionales y desorganizadas. Toda guerra digna de ese nombre siempre ha tenido detras un gobierno o grupo político o religioso que tenía mucho que ganar con la victoria.

Del mismo modo, la única manera real de acabar con una guerra enquistada e interminable es que deje de ser rentable. Se cuenta que en las conversaciones de paz de Paris de 1973 entre EEUU y Vietnam del Norte el general Vo Nguyen Gyap le dijo a un militar norteamericano:

-Por cada uno de los vuestros que matamos matais a ocho de los nuestros. Podemos aguantar ese ritmo todo el tiempo que sea necesario. Al final sereis vosotros los que os canseis.

Los norteamericanos tuvieron que retirarse desde el momento en que comprendieron que el Viet Cong y el Ejército de Vietnam del Norte podía regular la intensidad del conflicto para prolongarlo todo lo que fuera necesario. Y tarde o temprano la opinión pública en casa se daría cuenta de que, a pesar de las muy infladas cifras de bajas enemigas que se decían por televisión, la guerra no avanzaba y las bajas propias seguían acumulándose y que era una guerra que no podían ganar (¿suena familiar?).

Hay guerras inacabables en África y Ásia, cierto. Pero si se examinan de cerca se descubre la exportación de materias primas o la simple venta de armas como fuente de beneficios debida a esos conflictos.

Llega un momento en que la sufrida población civil de la que salen los soldados que mueren en el frente se harta. Y con más motivo si el frente empieza a la puerta de tu propia casa y los civiles, aparte de cantera de mártires, son también posibles víctimas. Es lo que sucedió en Irlanda del Norte y lo que explica que la explosión de Omagh, el atentado más sangriento de toda su historia, marcara el punto de no retorno en el camino hacia la paz.

Observar las diferencias entre el problema del IRA en el Reino Unido y el de ETA en España (que las hay) no debe significar ignorar los paralelismos (que también los hay). Entre las primeras está el hecho de que una política de excarcelaciones sea muchísimo mas fácil cuando ambos bandos tienen a terroristas asesinos en la carcel.
El mayor paralelismo que se me ocurre es ver que ya ha habido un gobierno democrático que ha solucionado un conflicto terrorista mediante la negociación.

Ha habido altos el fuego y negociaciones antes. Pero ésta parecía ser la definitiva. Recuerdo oir a Otegui decir que "lamentaba" los primeros atisbos de kale borroka y a Zapatero decirle a Rajoy en el congureso "se lo mucho que han sufrido en su partido" con el escalofrío de estar viviendo un momento histórico. Ver la histeria en las noticias de los secuestros y asaltos a chalets como un síntoma de que ésta vez iba en serio (todos esos empleados en seguridad del País Vasco buscando trabajo en el resto de España).

Pero ha pasado el tiempo y las cosas no solo no avanzan sino que parecen estar peor que al principio. La única ficha que parece haber movido el gobierno ha sido una reunión con la dirección de HB, los cuales gritan, exigen y amenazan más que nunca. La violencia callejera va camino de volver a ser habitual. Y la derecha política y mediática pone todas las piedras que puede en el camino.

Y lo peor es que si uno mira lo que los distintos grupos pueden perder o ganar, el panorama es deprimente.

Zapatero ha tendido la mano públicamente a ETA. Sin haber cedido nada en realidad (nada de lo que pudiera estar en la mesa de negociación ni nada de lo que afirmaba el PP que se estaba negociando) puede aparecer ante el electorado como capaz de hacer un esfuerzo por la paz pero sin el desgaste que supone negociar y tener que ceder en algo. Le ha ofrecido al PP un consenso que los "populares" le han tirado a la cara, mientras le criticaban tener mano blanda con los terroristas (y éstos le criticaban por mantener la mano dura). Se puede poner la medalla de haber querido la paz y echarle la culpa del fracaso a la derecha y a la izquierda abertxale. No da tantos votos en unas generales como acabar definitivamente con la violencia etarra pero tampoco desgasta políticamente como "saber ser generosos con el Movimiento de Liberación Vasco" (Aznar dixit). A Zapatero le basta con haberlo intentado.

Se sabe que en ETA hay facciones a favor y en contra del proceso de paz. Los que disfrutan matando y causando daño o, simplemente, no saben hacer otra cosa en la vida (se supone que más de un grupo de atracadores de banco sale de ex-miembros del IRA o de milicias yugoslavas "desempleados"), tienen mucho que perder con la paz. Y si alguien espera que los etarras a favor del proceso pidan perdón por sus asesinatos y se arrepientan en público mañana es que no conoce la capacidad de negación y autoengaño del ser humano. Ninguna negociación va a conseguir la independencia, la incorporación de Navarra ni mucho menos la del País Vasco Francés. La cuestión es si los que podrían ganar algo con la paz (los políticos proetarras que podrían volver al parlamento vasco y los presos etarras que podrían salir a la calle) tiene más peso que los que ganarían más con la continuación de la violencia (los presentes y futuros terroristas en activo).

El Partido Popular en la oposición, evidentemente, no gana nada con que el PSOE logre la paz que Aznar no pudo lograr ni policial ni políticamente. Y a algunos de sus políticos (y de sus representantes en grupos mediáticos en prensa, radio y televisión) se les nota mucho que prefieren la eternización de la violencia y las muertes a una paz lograda por Zapatero. No solo se han opuesto a los pocos pasos que ha dado el gobierno, sino que se han inventado excarcelaciones y cesiones de Navarra cuando no tenían nada real que criticar. Alguien que sintiera un mínimo de respeto por la vida humana podría haber antepuesto el proceso de paz a sus ambiciones de poder. Si respetara a España y su democracia podría haber sido lo bastante inteligente como para ser parte del proceso para poner límites a la negociación. Pero parece que no hay gente así en la actual cúpula del PP. Espero que de aquí a que el gobierno de Zapatero se desgaste y derrumbe la haya.

En general, como demuestra el caso del Estatut de Cataluña, un conflicto siempre interesa porque es una insuperable baza política que jugar. Sin haber resuelto o aliviado ninguno de los problemas que afectan diariamente a los catalanes el Tripartito se jactaba de una victoria por recalificar a Cataluña como nación. ¿Baja el paro cuando asciendes a la categoría de nación? ¿Baja el precio de la vivienda? ¿Se hace más asequible el agua y se acaban los apagones por exceso de demanda de electricidad? Al mismo tiempo, y con iguales resultados, la oposición presentaba (y presenta) la lucha contra contra el Estatut como la batalla definitiva. ¿Desaparecería la corrupción urbanística si Cataluña volviera a ser una comunidad autónoma "normal"? ¿Galicia habría ardido todavía más este verano si en su estatuto dijera que era una nación?
Así que el Partido Popular no solo pierde si el proceso de paz llega a buen puerto, es que gran parte de su estrategia política a nivel nacional se basa en la criminalización de los nacionalismos. Hace tiempo que dieron por perdidos al País vasco y a Cataluña a cambio de intentar ganar votos en el resto de España.

Así que ¿quién ganaría si se lograra una paz en la que ETA desapareciera sin pagar un precio político?

Nosotros, los ciudadanos de a pie de dentro y fuera del País Vasco.

Justo los que menos poder tenemos.

Deprimente, ¿verdad?

Ojalá me equivoque.